Kusen de Pedro Taiho Secorún durante zazen:
Hay una manera de establecer la plena conciencia a través del cuerpo, a través de los pensamientos, a través de los sentimientos, es lo que tenemos más cercano, más a mano. La práctica de zazen nos lleva a poder observar todo esto con ecuanimidad.
Hoy quiero hablar de la actitud consciente en la vida cotidiana, es decir, lo que tradicionalmente hemos llamado los preceptos. Es el componente ético del budismo. Zazen y preceptos van completamente unidos, es decir, para establecer la plena conciencia por ejemplo a través del cuerpo, son necesarias actitudes conscientes ante nuestros actos, nuestras palabras, nuestros pensamientos.
Si observamos veremos que el origen de la ética es la actitud consciente. Los seres humanos acabamos escribiendo reglamentos éticos de comportamiento con buena intención, pero a menudo se convierten en letra seca, inerte, porque se pierde el origen. El origen es que ha habido una actitud consciente ante las cosas y de esa actitud nace la ética, la moral. Si nos fijamos en el origen del budismo, Buda ya habla de las ocho prácticas justas, del óctuple sendero, como el camino al despertar.
1. Visión correcta.
2. Pensamiento correcto.
3. Palabra correcta.
4. Acción correcta.
5. Medio de existencia correcto.
6. Esfuerzo correcto.
7. Atención correcta.
8. Meditación correcta.
Todo ello son actitudes conscientes. Si no traemos la plena conciencia a lo que hacemos, la palabra y los actos son puro automatismo. Es desde esta óptica que se deben observar lo que denominamos los preceptos. Son prácticas de plena conciencia a aplicar y desarrollar en nuestra vida cotidiana. En el budismo hay cinco preceptos básicos, cinco actitudes conscientes primordiales.
Jukai es la ceremonia en la que hacemos la recepción de los preceptos, lo que llamamos la ordenación de bodhisattva. Conscientemente se reciben las cinco actitudes conscientes, es decir, la conciencia apela a la conciencia.
La primera actitud es el respeto a la vida. Ser conscientes del sufrimiento causado por la destrucción de la vida tanto a las personas como a plantas o animales. Tomo la actitud consciente de no matar ni apoyar cualquier acto de violencia y, por lo tanto, me comprometo a cultivar el amor y la no discriminación. La no-violencia.
La segunda actitud consciente es la que nos compromete a no tomar nada de los otros, a no robar. Ser consciente del sufrimiento causado por la explotación de los demás, la injusticia social, la codicia. Nos comprometemos a desarrollar la generosidad y una forma de sustento y trabajo correcta.
La tercera actitud consciente se refiere a la palabra. Ser conscientes del sufrimiento provocado por la palabra inconveniente o inadecuada, irreflexivas y por la falta de escucha atenta y compasiva. Conocedores del gran poder que puede tener la escucha profunda y la palabra benevolente me comprometo a cultivarla. Ante el murmurar, criticar, hablar mal, etc… una actitud consciente puede cortar de una tajo el karma del sufrimiento de la palabra.
La cuarta actitud consciente es sobre el comportamiento sexual. Al ser conscientes del enorme sufrimiento causado por la mala conducta sexual me comprometo a ser responsable y a tener cuidado de mi energía sexual, para que no sea dañina. Me comprometo a desarrollar el cariño y la compasión.
Y la quinta actitud consciente habla tradicionalmente sobra la intoxicación. Ser conscientes del sufrimiento causado por el consumo de alcohol y drogas. La no intoxicación del cuerpo y del espíritu. Me comprometo a tener un consumo responsable, a cuidar y respetar nuestro cuerpo y nuestra mente. ¿Qué comemos y bebemos, qué ingerimos, de qué forma consumimos? Como nos intoxicamos también el espíritu , con la televisión, las lecturas, los juegos. Cuidar el cuerpo y la mente de las múltiples intoxicaciones posibles.
Como podemos ver, la actitud consciente sobre lo que llamamos los preceptos nos aboca continuamente a cultivar la plena consciencia en nuestra vida cotidiana. Jukai son los cinco preceptos básicos, cinco actitudes básicas para una plena conciencia del sufrimiento y el dolor, y de cómo aliviarlo. Nuestros actos pueden mitigar el sufrimiento y no generar más sufrimiento, pero la plena conciencia es indispensable para ello.
Así pues para acabar quiero simplemente remarcar como el componente ético que a veces se lee rápidamente por encima, es un acto continuo de conciencia. La vida nos provee continuamente de innumerables ocasiones para traer la plena conciencia al aquí y ahora, para iluminar el momento presente. Entre zazen y preceptos no hay ninguna diferencia, es la práctica que continúa en cualquier momento y en cualquier lugar. Dokan, el anillo de la Vía.
Es tarea de cada uno hacer de nuestra vida una vida consciente. Este es el sentido de la Vía de Buda.