Kusen (enseñanza durante zazen) por Pedro Taiho Secorún
Preservad esa flor delicada que no podemos agarrar, que no permite muchos discursos, que está envuelta por el tenue tul del silencio de zazen.
El zen, dijo una vez el maestro Deshimaru, no existe, es mejor cambiarle el nombre y llamarle “vida”.
Esa flor delicada, no acepta ningún nombre, los que habéis tenido la oportunidad de haber sentido su delicado aroma, ni que sea una milésima de segundo, incluso inconscientemente, no la podéis olvidar jamás.
A menudo hablamos de budismo, del zen, utilizamos múltiples palabras, algunas extrañas, hablamos de maestros, de patriarcas, y al final hay algo que acaba llamándose zen, pero en realidad el zen no existe. Existe, el delicado aroma de esta flor, que no podemos agarrar.
También Dogen escribió que no le gustaba nada la palabra zen, que el practicaba la vía de Buddha.
¿Qué quiero decir con esto? Por favor no os enredéis en las palabras, no os enredéis en los conceptos, no os enredéis en los líos mentales, dejad caer todo y simplemente abrazad con ternura el momento presente. Todas las palabras, las complicaciones, nos separan de esa flor delicada que sin embargo, aquí y ahora la tenemos en nosotros, es como la luciérnaga que hay en la entrada del dojo y nos acompaña en esta sesshin.
Como practicantes y aspirantes al despertar, debemos poder atención a lo realmente importante, despojaros de todo lo demás.
Volved continuamente a esta flor delicada envuelta amorosamente por el silencio de zazen. No perdáis el momento presente.